BEN TASGAL

08 octubre2024, 11:20 AM
¿Es posible que el islam tradicional acepte e incorpore los últimos acuerdos de paz con Israel? – Por Gabriel Ben-Tasgal (Enlace Judío México & Hatzad Hasheni 25/10/2020)

La respuesta es simple: Totalmente. Es posible llegar a la incorporación de Israel en el Medio Oriente, por lo menos, desde tres interpretaciones de la conducta y la ley islámica.

Para poder responder a esta pregunta debemos comprender que la ley islámica está ligeramente basada en lo escrito en el Corán como primera fuente de ley. En otras palabras, el Corán no contiene tanta sustancia en el marco de la Shaarya, como a veces se supone. La segunda fuente de ley, mucho más importante son los Hádices (Hadith), las acciones o dichos del profeta Mahoma como fuente de norma y eso, porque él Rasul (profeta que recibió la ley) y Maasum (perfecto).

Un musulmán puede llegar a un acuerdo con un no musulmán ya que así lo hizo Mahoma en el pasado. En el año 628, Mahoma llega para conquistar su ciudad natal, La Meca, pretendiendo someter a su tribu anterior, Qureish, al mando de mil soldados. Para su desgracia, salieron al combate 10.000 armados de Qureish, transmitiéndole a Mahoma que sus posibilidades de victoria eran menores o nulas. Al ver esto, Mahoma firma en Judaybyah un pacto de no agresión, tregua (Hudna) que debía durar 9 años, 9 meses y 9 días. Al segundo año, Mahoma viola la tregua u conquista La Meca sometiendo a sus habitantes.

¿Qué podemos aprender de este antecedente? Que un musulmán, cuando ve que su oponente es superior, puede firmar una tregua para reposicionarse permitiendo una violación de dicho acuerdo si favorece al islam.

El antecedente de Judaybyah no debe ser menospreciado. De hecho, cuando Anwar El-Sadat pidió legitimidad religiosa para firmar el acuerdo de paz con Israel (que, de hecho, es una Hudna) la Universidad El-Azhar le respondió que podía hacerlo porque así lo había realizado Mahoma frente a la tribu de Qureish en el 628. Tras el acuerdo de Oslo, Yasser Arafat repitió 19 veces que nadie podía criticarle porque estaba imitando lo hecho por Mahoma en Judaybyah.

Los defensores de Oslo en la década del 90’ despreciaron los avisos de quienes entendían el significado de Judaybyah calificando a dichos estudiosos como “enemigos de la paz”. En el año 2000 Yasser Arafat violó la Hudna en la Intifada de Al-Aqsa.

Una forma de incorporar desde la ley islámica los acuerdo con Israel es a través de la idea de la Hudna inspirados en lo realizado por Mahoma. La segunda forma es a través de lo que se conoce como la “Fusión Medieval”.

En bastos periodos de la Edad Media el islam dominó al mundo. Los periodos Abasidas y Mamelucos fueron de especial expansión y dominio de la Umma Al-Islaimyah (nación islámica). Desde el punto de vista legal puro, toda la humanidad debería ser musulmana ya que todos nacimos musulmanes. El ser humano nace musulmán y son sus padres los que lo educan hacia otra religión anulada (Din Al-Batel). Por ende, sería de esperar que, al dominar a otros pueblos no musulmanes en la antigüedad, los Califas hubiesen convertido a la fuerza a los conquistados. ¿Por qué no ocurrió? Porque los no musulmanes pagaban impuestos por cabeza (Jizia) para seguir viviendo bajo el islam mientras que los creyentes no pagaban tal Jizia. Siendo así; como lo vemos por ejemplo en la Época Dorada en España; los jefes musulmanes preferían mantener a los judíos o a los cristianos como tales para recibir impuestos de ellos.

Podemos concluir entonces que una cosa es la ley y otra diferente puede ser la implementación de esta. Ese fenómeno es conocido como “Fusión Medieval”. En relación a los actuales acuerdos de paz, la ley o la costumbre puede indicarnos que un musulmán debería echar de la tierra santa islámica (Dar El-Islam) a un estado no-musulmán, pero en la práctica decidimos no hacerlo.

La tercera forma de aceptar a los judíos de Israel en el Medio Oriente es la más profunda y deseable.

Volvamos al inicio. Aunque la principal fuente de ley son los Hádices, si la dirigencia musulmana educase y fomentase los Hádices que muestran la convivencia y la coexistencia con otras religiones, entre ellas los judíos, entonces se educaría a la tolerancia y no al odio religioso como vemos en varias sociedades de la región.

Lo mismo podemos decir sobre las bases de la ley reveladas en el Corán. Si deseamos confirmar que el Corán fomenta el odio a los judíos podríamos leer la Sura 4-46: “Algunos de los judíos cambian el sentido de las palabras y dicen: Oímos, pero desobedecemos. Escuchamos, pero no prestamos atención. Pero, Allah los maldijo por su incredulidad, porque no creen sino poco”. En la Sura 3:183-184 también se explica por qué los judíos son mentirosos y en la Sura 4:54 justifica las razones porqué son “envidiosos”.

Ahora bien, el Corán habla muy bien de los judíos y hasta podríamos llegar a decir que es SIONISTA. Leamos: “Oh gente (Hijos de Israel), entra en la Tierra Santa que Alá ha asignado a vosotros. No vuelvas atrás, o te arruinarás (Corán: Sura 5, “La Mesa”, versículo 21) o “Nosotros [Alá] dimos a los perseguidos (los judíos) dominio sobre las tierras orientales y occidentales que habíamos bendecido [las orillas este y oeste del río Jordán]. Así se cumplió la gracia de tu Señor para los hijos de Israel, porque han soportado con fortaleza, y nosotros destruimos los edificios y torres del Faraón y de su pueblo (Corán: Sura 7, “Las Alturas”, versículo 137).

Cuando en el Corán hay contradicción entre una enseñanza y otra (como vemos aquí) rige la última en ser entregada a Mahoma. Esto se llama principios de “Abrogación”. El problema es que este principio se basa en un Hádice poco creíble (hay Hádices, creíbles, poco creíbles o dudosos). Siguiendo esta lógica, podemos deducir que una persona musulmana podría preferir aprender e inspirarse en los capítulos del Corán que hablan bien de los judíos y de Israel como hacen los musulmanes fieles a la corriente Ahmadia.

Dicha reforma es esperable, deseable y hasta posible.

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